viernes, 8 de febrero de 2013

LOS ENIGMATICOS RIELES QUE EXISTÍAN EN EL JIRÓN ZORRITOS - CERCADO DE LIMA


Los que ya pasan los cuarenta años de edad y han vivido o frecuentado el distrito de Breña, recordarán que en el jirón Zorritos - entre Jorge Chávez y la Avenida Naciones Unidas - antes de ser pavimentado, habían unos rieles de misterioso origen, para muchos. Pues estos rieles eran nada más y nada menos que del ferrocarril más antiguo de Sudamérica: el "Ferrocarril Lima - Callao".

El viaje inaugural entre Lima y Callao, sobre 13.7 Km. de longitud, se realizó el sábado 17 de mayo de 1851. El ferrocarril partía de la estación San Juan de Dios, cuyo terreno donde se construyó en 1850, son parte de lo que hoy es la Plaza San Martín, pertenecieron al Hospital de San Juan de Dios.
 
 

La imagen muestra el antiguo plano del sitio, sobrepuesto sobre el plano, en líneas punteadas, de la actual Plaza San Martín.

 

 
Antigua estación de San Juan de Dios en lo que actualmente es la Plaza san Martín

El tiempo empleado para un viaje al Callao, era de 28 minutos, lapso en que se recorría los 13 kilómetros 717 metros que separaban la estación San Juan de Dios de la estación Principal del Callao que quedaba en lo que hoy es la Plaza Grau deteniéndose el tren en las estaciones intermedias de La Salud, La Legua, Bellavista, Mercado, Santa Rosa y Chucuito. ([12]) En horas punta se realizaban viajes expresos llamados de "trenes extraordinarios" que solo empleaban 21 minutos. A las 9 de la noche, salía de la Estación San Juan el último tren al Callao hora en que los transeúntes desaparecían de los alrededores de las estaciones de San Juan y La Salud.

 

La Estación de La Salud distanciaba solo medio kilómetro del origen de la línea, recorrido que realizaba el tren en dos minutos siendo esta su única parada en Lima, Su ubicación era en la Plazuela, también llamada de La Salud, lugar que hoy ocupa la Plazuela Elguera ubicada entre el actual jirón Quilca y la Avenida Wilson; sitio que nos recuerda fatídicos fusilamientos de ciudadanos limeños en la época de la ocupación araucana.
 
 
 

Estación de la salud, hoyen su lugar, se encuentra la Plaza Elguera
 
 
 

 Actual Plaza Elguera, entre el jirón Quilca, la avenida Wilson. Federico Elguera, burgomaestre de Lima entre 1901 y 1908. Hoy, esta pequeña plazuela, está adornada con flores y existía una cruz en homenaje a los antiguos limeños que fueron fusilados por las tropas invasoras.

Luego continuaba su recorrido por lo que hoy es el actual jirón Quilca y Zorritos pasando por La Legua, Bellavista, Mercado, Santa Rosa y Chucuito. El tiempo empleado para un viaje al Callao, era de 28 minutos, lapso en que se recorría los 13 kilómetros y 717 metros que separaban la estación San Juan de Dios de la estación Principal del Callao que quedaba en lo que hoy es la Plaza Grau.
 
 
Estación Ferroviaria Santa Rosa del Callao, ubicada en lo que hoy es la Avenida Miguel Grau, a la altura de la acera del frente del antiguo local del Colegio José Santos Chocano, 1890

 
 

jueves, 22 de noviembre de 2012

BARES CÉLEBRES DE LIMA, YA DESAPARECIDOS

Durante los años 50 del siglo pasado, funcionaron en Lima algunos bares que aún despiertan alguna nostalgia entre los viejos limeños. Por ejemplo, EL PALERMO, en el Parque Universitario. Tenía un local amplio, el más grande que se recuerde en la zona. Estaba ubicado en la segunda cuadra de La Colmena, a pocos metros del Parque Universitario. La atención era esmerada pero nada especial en los servicios de la cafetería, el restaurante y el bar. Sus 22 mesas familiares, alfombradas de aserrín, acogían casi las 24 horas del día a un público que reunía a profesores y estudiantes de la universidad de San Marcos y alguno que otro de la Universidad Católica; la mayoría procedía de las Facultades de Letras y de Derecho. Pero también eran clientes muchos periodistas porque, al cierre de la edición, redactores y reporteros de La Prensa, La Crónica y El Comercio, se daban cita en EL PALERMO. Juntos pero no confundidos, se podía ver al novelista José María Arguedas y al maestro Raúl Porras Barrenechea, a los poetas Alberto Escobar y Francisco Bendezú, al estudiante de historia Pablo Macera, y al pedagogo Oscar Franco. A los periodistas Pedro Álvarez del Villar y al crítico y poeta Augusto Salazar Bondy. Al filósofo Víctor Li Carrillo y al estudiante de Derecho Félix Arias Schereiber. Al sociólogo Aníbal Quijano y al narrador Eleodoro Vargas Vicuña -en el 55, recién llegado de Arequipa-, al poeta Juan Gonzalo Rose y al historiador Emilio Choy, al cuentista Oswaldo Reynoso y al crítico de cine Hugo Bravo, a las estudiantes de Letras Esperanza Ruiz, Nécida Coronado y Evelina Gayoso. Todos, jóvenes personajes que vivieron la férrea dictadura militar del General Odría. Para muchos, fue la extensión del Patio de Letras de la Universidad de San Marcos. El negocio fue fundado por la familia italiana Cocchella que, a principios de los 50, lo vendieron a una familia japonesa, los Kuniyoshi (el jefe del clan era don Santiago Kuniyoshi).

Tambien se recuerda al ZELA, en el Portal del Norte de la Plaza San Martín, donde acudían el pintor Sérvulo Gutiérrez y gente de la Universidad Católica. Asimismo, el NEGRO-NEGRO, en un sótano de la Plaza San Martín, que fue un centro nocturno muy especial. Decorado al estilo parisién por la artista francesa Odile Marley, con la colaboración de Juanito Pardo de Zela, le dieron un ambiente intelectual que hizo de este local el lugar predilecto de artistas, literatos y personajes de la más fina bohemia de los años 50, que algunos llaman los “años felices”. Era “el Ateneo de la intelectualidad del momento, que venía de la Segunda Guerra Mundial...”, dice uno de los habitués de ese inolvidable centro nocturno que ofrecía el placer de conversar, brindar, escuchar música, ver teatro (especialmente comedias) y exposiciones de pintura y, finalmente, hacer bohemia. Funcionaba a media luz, con un jazz de fondo que tocaba un pianista invidente: Freddy Ochoa. Sus dueños eran los hermanos Leo y José Barba, este último padre del ex congresista José Barba Caballero. A la entrada de NEGRO NEGRO había una galería-librería, cuyos dueños eran Paco Moncloa y Sebastián Salazar Bondy, uno de los intelectuales más importantes de esos años. La librería funcionaba hasta poco más de la medianoche. Entre sus más asiduos concurrentes estaban: Sérvulo Gutiérrez, Alfonso Tealdo, Juan Ríos, Catita Recavarren, el torero Juanito Doblado, Alberto Brun, Carlos Eduardo Zavaleta, Fernando de Szyszlo, Blanca Varela, Edgardo Pérez Luna, Alfonso Grados Bertorini, etc.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar LA CATEDRAL , célebre por la novela Conversación en la Catedral de Mario Vargas Llosa. En realidad, se trató de una conocida chingana de obreros, artesanos y desocupados; estaba ubicada al borde del cuartel primero de la vieja Lima, en las inmediaciones del Puente del Ejército y de la avenida Argentina. Allí se desarrollaron las conversaciones entre Santiago Zavala y Ambrosio Pardo (hoy se encuentra en estado ruinoso).
BAR LA CATEDRAL, AÑOS CINCUENTA
 
VISTA ACTUAL DEL LOCAL EN DONDE FUNCIONABA EL BAR LA CATEDRAL
 
 

jueves, 8 de noviembre de 2012

¿ADIOS CASA DE LA LITERATURA?

"Considero una grave torpeza del Gobierno de turno, ningunear por enésima la cultura peruana, que tiene en su literatura a unos de sus más altos exponentes, cuyos merecimientos son reconocidos tanto dentro como fuera del Perú. Esta vez lo vuelve hacer dirigiendo sus caterpillars y aplanadoras contra la Casa de la Literatura, acaso porque las luces que brillan ahí desde hace tres años opacan o prevalecen sobre la bruma intelectual que desde siempre ha habitado en el Palacio vecino. Ante esa incomprensible vocación de sabotearse a sí mismo que tiene el país (la revocatoria es solo una muestra de ello), es preciso denunciar la aún no declarada decisión de trasladarla a algún otro predio, para muy probablemente dejarla después abandonada a su propia suerte. Más allá de su perfectible funcionamiento y de un aumento radical del presupuesto que tiene asignado, no solo habría que exigir que la Casa, que es de todos, se quede donde está, a menos que la idea sea hacer una permuta con el Palacio de Gobierno, con lo que los poetas (y los amantes de la literatura en general) llegaríamos por fin, como quería Platón, a conducir las riendas del país. Pero no se preocupe, presidente Humala, esto es algo que nunca ocurrirá".
Renato Sandoval, Director del Festival Internacional de Poesía de Lima (Fiplima).
 
La casa de la literatura fue inaugurada el 2009, ocupa lo que fue la antigua estación del tren, llamada “Estación de Desamparados”. Han surgido rumores que anuncian que se  va a mover a la “Casa de la literatura” a… otro sitio,  ya que allí se va a instalar la PCM Presidencia del Consejo de Ministros - . Política y cultura en el Perú siempre han sido como el agua y el aceite, salvo la “cultura chicha”  - El trabajo que se realiza en la Casa de la Literatura le ha dado un valor, un significado, distinto al tema de la lectura en Lima. Su trabajo se ha traducido en un fuerte empuje a la promoción lectora y a atraer a los niños y jóvenes a conocer autores, leer obras y formar el amor a lectura que todos deberíamos lograr.
Cuando uno visita la casa de la literatura tiene la sensación de retroceder en el tiempo y no sentirse viejo. Lo académico parece ocultarse para dar lugar al simple contacto entre un curioso y los libros. Las salas son espaciosas, hay personas que te saben orientar. El lector ya formado puede también encontrar salas especializadas de sus autores peruanos favoritos, entre otros espacios para aprovechar. Grato espacio, grata compañía, gratos frutos.
 
Interior de la Casa de la Literatura de bello estilo Republicano


Hermosa vista desde una de sus  salas de lectura

 

martes, 9 de octubre de 2012

"TIRÁNDOSE LA PERA" EN LOS AÑOS SESENTAS

 
Todos los que ya hemos pasado los cincuenta años de edad, recordamos que en nuestra época de colegiales estudiábamos mañana y tarde. Este horario también se extendía para los oficinistas, por una sencilla razón, Lima todavía no había crecido tanto como ahora, aún existían barrios, era fácil ir a almorzar y regresar a su colegio o centro de trabajo. Aún no habían aparecido en escena esas “polladas rodantes” llamadas “combis” con sus cobradores que parecen haber salido de una historieta de “Aniceto” o de “Hermelinda Linda” La gente se movilizaba, o bien en alguna línea de ómnibus, las cuales no eran numerosas o; en su defecto, en el tranvía, hermoso medio de transporte y; los que ganaban mejor, en sus automóviles propios.
Dicho lo anterior, sería interesante regresar a aquellos años y que mejor  “tirándose la pera” al colegio” recorriendo algunos lugares de Lima que han cambiado mucho.
Imaginemos una mañana soleada de fines del mes de noviembre de 1961, demasiado hermosa como para desperdiciarla metido en un aula de clases - pensamiento propio de un haragán - además, ya los profesores han terminado sus cursos, y se acercan los exámenes finales - buen “barajo” flojonazo para no ir al colegio y justificar la vagancia -  Esto contribuye a que el ambiente sea más relajado y entusiasta. (Uhmm!!) Los muchachos del tercero de media, comienzan a reunirse en la puerta del colegio para el ingreso correspondiente. De repente, como si hubiera sido por telepatía, las conversaciones del grupo empiezan a silenciarse, quedó un silencio cómplice y se oye una voz “celestial” con una propuesta que viene a bien a todos los relajados - ¿hay que tirarnos la pera? –  .La respuesta no se deja esperar - ¡Ya! Buena voz!, pero vámonos de una vez – Yo no sé si el que ha hecho la propuesta era un líder, o todos eran unos vagos, o ambas cosas. ¿Y a dónde vamos? -  preguntó el “mono” Romero. Hubo varias sugerencias, al final la decisión fue unánime. ¡a Barranco!.




 
Vamos tirando “plancha” hasta el estadio nacional a tomar el tranvía- sugirió “muñeco de ventrílocuo”. Apodo que se ganó por andar bien peinadito con Glostora, con corbata miche y grandes ojos que parecían bolas lecherongas y boca chueca. Él era el peor de todos.
Caminaron por las calles de Jesús María, robándose a su paso las botellas de leche que, en aquellos tiempos, los lecheros las dejaban en la puerta de las casas al mejor estilo norteamericano sin que nadie las tocara. En verdad, estos jóvenes escolares sesenteros, no eran pobres, ni tenían ganas de tomar leche, solo querían “pasarla bien” Atravesaron el campo de Marte, rumbo al Paseo de la República a tomar el tranvía.
El tranvía en aquella época, partía de la Plaza San Martín y pasaba por todo el Paseo de la República cruzando los distritos de La Victoria, San Isidro, Surquillo, Miraflores, Barranco y Chorrillos, terminando su ruta a la entrada del túnel de la playa La Herradura.
¡oe suban pues! Risas, bromas. Los “vaqueros” subieron en “mancha” al tranvía. Ya se percibía el olor a electricidad característico de su interior. El maquinista que lo conducía, lo hacía de pie. Por lo general era un señor medio calvo, con gorro tipo kepi. Llevaba puesto un pantalón color kaki con el fundillo que sólo faltaba veinte centímetros y llegaba al suelo Los asiento interiores del tranvía o eléctrico, como también se les conocía, estaban tapizados con una especie de cuero entretejido color naranja y del techo, color verde oscuro, colgaban manizuelas para que se agarren los que viajaban de pie.
 
 
Durante su recorrido por el Paseo de la República -  lo que hoy en día es la Vía Expresa -  pasaba por el distrito de San Isidro y, ni bien entraba a dicho distrito, se podía ver el Autocine y el parque de diversiones llamado "Chicolandia" era un centro de esparcimiento que quedaba al costado del autocine Drive-In, -en lo que hoy es el Banco Continental, esto es, en la avenida República de Panamá. Terminado este tramo, rodeado por las chacras y, a través de las plantaciones que sobre ellas existían, se podía divisar un poco a lo lejos las imponentes colas y hélices de los aviones comerciales estacionados en el Aeropuerto Internacional de Limatambo. Actualmente Distrito de San Borja en la zona Corpac, así llamada por la compañía de operaciones y propietaria de este aeropuerto, Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial. Fue el principal aeropuerto del Perú, pues concentró la gran mayoría de vuelos internacionales y nacionales del país Posteriormente, el aeropuerto de Lima se mudó a su sede actual en el Callao, conocido como el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Actualmente el edificio principal del Aeropuerto de Limatambo, funciona como sede principal del Ministerio del Interior. A la fecha, aún se puede divisar la torre de control como fiel testigo de aquella época pasada.
 
 
 
 


AEROPUERTO INTERNACIONAL LIMATAMBO
Ya los muchachos pasaron Surquillo, Miraflores y se van acercando a Barranco. A través de las ventanas del tranvía se divisa no tan lejos, el mar azul. El viento trae el sonido de las cornetas de los heladeros, creando un ambiente veranero “El Chato” Morales dice –
¿vamos al zoológico? – ya, responden
 
  
LLEGANDO A BARRANCO
El parque Zoológico de Barranco, funcionó en dicho distrito hasta el año 1964, fecha en la cual se trasladó al Parque de las Leyendas.
 
 
 
 
 
 
 

MUY CERCA DEL ZOOLOGICO
Ya en el interior de zoológico comenzó la chacota “Muñeco de Ventrílocuo" se acerca a la jaula de los monos y le alcanza su lapicero tinta líquida. El chimpancé queda mirando el bolígrafo y lo empieza a maniobrar, la tinta sale disparada derechito a su cara. El mono, desesperado y con los ojos y la cara toda manchada de tinta líquida, empieza a saltar por la jaula dando de chillidos. El guardián, observa la escena y sale corriendo a echar del zoológico a los pereros  Demasiado tarde, ya habían escapado. No sin antes haber causado otros incidentes y molestias en el zoológico.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 EN EL ZOOLÓGICO
Se hace ya tarde, tienen que volver para las clases de la tarde.  Al pasar por una calle de Barranco, en la azotea de una lujosa vivienda que daba para el malecón, empieza a ladrar un perro. “Muñeco de Ventrìlocuo"” coge del suelo medio ladrillo y por lanzárselo al perro, cae en la ventana de vidrio que cubría media pared y la hace trizas, los dueños de la vivienda salen a ver lo sucedido y a correter a los culpables, pero la horda de vagos emprendió carrera, tomando a la volada el tranvía de regreso,  y desapareciendo de la escena regresando a sus casas.
En la tarde, todos en el aula como si no hubiera pasado nada. El maestro tomando lista. ¿Romero? ¡presente! ¿Carbajal? ¡presente! ……………¿Zapata? ¡presente!.
Después de todo, eran chicos "decentes" sólo un poco palomillas.


martes, 11 de septiembre de 2012

DE PASEO A LA TABLADA DE LURÍN EN TREN


Es una mañana de domingo del año 1958 ó 1959 – no tengo tan buena memoria, yo nací en 1955 – mis hermanos mayores, de diez y doce año más o menos, están levantados desde las  seis de la mañana; “no caben en su pellejo” de entusiasmo y de alegría. La razón; no es para menos, nos vamos de paseo a la Tablada de Lurín en el tren de “Viterbo”.

 

El tren de “Viterbo”, como lo llamábamos, era el ferrocarril de Lima a Lurín que empezó a construirse allá por el año 1913 y entregado al tráfico en 1918; en realidad, era la primera etapa del que posteriormente llegaría a Chilca, Mala, Cañete y; finalmente, a Pisco. La finalidad de su construcción: Lima necesitaba de un medio de transporte de tropas que impidiese, o por lo menos estorbase, el desembarco de un ejército enemigo: esto por la nefasta experiencia de la guerra con Chile; pero, como dicho temor pasó, ya no se culminó la ruta planificada hasta Pisco.

 

Son las ocho de la mañana, estamos yendo con mis padres y mis hermanos rumbo a la estación de “Viterbo”, realmente será un hermoso día; iremos a visitar a una familia arequipeña que tiene una rústica casa pero grande, con huerta en la Tablada de Lurín y que siempre nos invitan a ir.

 

Lurín se hizo notar cuando, en 1921, se formó la primera “barriada” -  entiéndase que el término barriada no usado en forma despectiva sino como un pequeño barrio - de provincianos trabajadores y honestos. Hasta esa fecha, los provincianos que llegaban a la capital, en su mayoría pobres, ocupaban los callejones o las viejas casonas abandonadas, tanto en El Cercado como abajo el Puente (hoy el Rímac). Por ello, Tablada de Lurín fue la primera “barriada” que se formó en las afueras de Lima y sus pobladores podían acudir a laborar a la capital en el recientemente inaugurado ferrocarril.

 

Llegamos a la estación de Viterbo. Veo muchas personas que reflejan en su rostro alegría y entusiasmo. En el patio de la estación hay  unas bancas con listones de madera en donde mis padres esperan sentados. Mis hermanos mayores, corretean por los pasadizos de la estación dando rienda suelta a su alegría que presagia un bonito día -¡ya chicos vengan!  - dice mi madre - El tren se acerca, veo a lo lejos humo y escucho un ruido cada vez más fuerte ¡chus, chus, chus,! y el potente silbato del tren ¡que impresionante! una locomotora a vapor de color negro se viene acercando.Se estaciona con sus imponentes vagones como en las películas del viejo Oeste. Subimos todos de prisa, corremos por el interior de los antiguos vagones a coger un buen sitio. El de la ventana es el más "buscadito".

 

La Estación de Viterbo, en el actual jirón Amazonas, se podía ver hasta principios de la década de 1980 cuando la Municipalidad de Lima decidió traerla abajo y usar el terreno como feria comercial. Las estaciones de Pachacamac y de Lurín todavía se pueden ver y sirven como viviendas.

 

El tren echa a andar lentamente, atrás va quedando la estación veo por la ventana unos cerros con algunas casas pobres sobre ellos. Va tomando velocidad al  tiempo que se zarandea. El sonido del pito se pierde en el aire. Dejamos la ciudad y ahora veo chacras, cruzamos un puente y seguimos el recorrido Después de casi dos horas, el tren hace una parada en la Tablada para luego continuar su ruta ¡al fin llegamos! Nos bajamos a la estación y de ahí divisamos, no tan lejos, el mar. La casa queda en lo alto de una especie de colina. Salen a recibirnos con mucho cariño y hospitalidad. ¡Vamos chicos! ¡A disfrutar el hermoso paseo!...............

 

El recorrido total de tren era de 48 kilómetros y pasaba junto al cerro El Agustino, cruzaba Nicolás Arriola sobre un puente y tomaba todo lo que hoy es la avenida Circunvalación hasta San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo, desde allí por la Tablada de Lurín hasta el campamento de Atocongo cerca de la fábrica de cemento, pasaba el río Lurín sobre un puente de 52 m y llegaba al pueblo de Pachacamac y desde ahí a Lurín.

 

Desde los inicios, el ferrocarril dependía económicamente de los servicios que le prestaba a la Compañía Peruana de Cementos Pórtland, para el transporte de la materia prima en la producción del cemento. Pero, en el año de 1952, dicha compañía inicia una etapa de modernización, y construye un camino propio para el transporte del cemento, dejando de esa manera de utilizar el ferrocarril.Desde mediados de la década del cincuenta, el ferrocarril atravesaba una crisis económica. Los ingresos propios del transporte se habían reducido hasta en un 90%. Esto hace que el estado decida clausurar ésta vía férrea el año de 1964.

Estación de Viterbo
 
 

Planta de Tratamiento de las Conchitas en donde existe un vagón

viernes, 7 de septiembre de 2012

GRAFFITI COLONIAL


 
 
 Es muy probable, que en el Perú se siga escribiendo en las paredes, los baños, los paraderos de omnibuses, etc., como se hacía desde antaño, allá por la época colonial; algo que según rumores transmitidos generación a generación desde aquel entonces, fue naciendo  en la medida que la población se sentía menos a gusto con sus autoridades y encontró en este tipo de mensaje, la forma de criticar sus atropellos e injusticias. Otros, son mensajes sobre la rutina diaria a la que la gente se ve expuesta, sus problemas, sus temores, deseos reprimidos, etc.
 
Desgraciadamente, este tipo de comunicación masiva, creció de tal modo que ya no simplemente sirvió como acción crítica sino, que se convirtió en vehículo de morbo, murmuración, chisme y también para denigrar alguna persona a la que no se veía con buenos ojos, con razón o sin ella.

Es probable que aquel comportamiento tuviera alguna excusa, por la época en que se vivía. Exclavitud, racismo, abuso de poder, eran actos que encontraban respuesta en aquellos anónimos que aparecían en las paredes y puertas de las ciudades. Era una especie de diario vecinal, que de alguna forma parecían deleitar al vecindario, pues las comidillas sobre lo que se leía eran vox populi; sin importar si lo escrito, era una real crítica a un noble, un burgués, un virrey, una dama o una autoridad, o acaso una denigrante ofensa hacia cualquiera de ellos.

Posiblemente, mediante ese sistema, se descubría muchas veces un secreto político u otro personal; tan igual como lamentablemente se creaba uno nuevo; muchas veces basado en una infamia cobarde.

Antíguamente, los comerciantes usaban las paredes para anunciar sus productos y cada quien de alguna forma iba revolucionando las artes y el diseño gráfico, cuando utilizaba un dibujo como distintivo para su promoción. Podía ser la figura de un animal; un felino o una tierna avecilla; la figura de un Santo o de una persona en forma caricaturezca. En fin, toda una gama de creatividad iba naciendo de todo ello.

En algunas casonas, en los llamados “traspatios”, sus dueños hacían pintar una especie de murales con escenas algunas veces históricas, otras religiosas, tal vez como un rezago del arte rupestre, a través del cual el hombre, desde tiempo inmemorial, ha querido graficar lo que veía y admiraba. En su tiempo, era el único medio de hacerlo.

Como texto, como mensaje, este sistema de "comunicación", no aprobado; aun se desarrolla en muchas partes del mundo y tal vez no acabe nunca, mientras haya alguien dispuesto a criticar, exponer una idea, mofarse de algo y en el peor de los casos a denigrar.
Hoy en día, el sistema de gobierno democrático que rige en la mayoría de los países del orbe, permite hacer una crítica sin que ello demuestre una violación de la Ley. Sin embargo también prolifera lo que se ha dado en llamar “amarillismo”, cuando la crítica es denigrante, ofensiva y sin base de veracidad; o sea simplemente una burda calumnia y de aquel graffiti colonial en paredes y puertas, esto ha ido “avanzando” también con la tecnología y hoy la encontramos indistintamente, en algunas revistas, diarios y hasta en el internet.

En la actualidad, algunos lo consideran un medio de expresión urbana, de la cual existen muchas vertientes.

 

domingo, 2 de septiembre de 2012

LA CASA O POSADA DEL OIDOR


LA CASA DEL OIDOR

¿Se han preguntado alguna vez cuál es el edificio más antiguo en la Plaza de Armas?

En primer lugar está la Catedral. En segundo parece la Posada del Oidor.

En la plaza majestuosa, de edificios relativamente modernos -  teniendo en cuenta la antiguedad del palacio del Kuraka Tauri Chusko, el cual quedaba donde ahora está el Palacio de Gobierno; esto es, entre la calle de Pescaría, Polvos Azules y Camanà – que tratan de mantener un mismo estilo, la casa verde situada en la esquina de las calles Del Arzobispo y de Pescaderìa, hoy Junìn y Carabaya, evoca una época muy pasada.

¿Quièn fue su primer dueño, el que puso los cimientos, el que trazó las  habitaciones?

Su contigüidad con la tesorería de don Alonso Riquelme ducho en este oficio, hace suponer que fue él quien recibió del gobernador de La Nueva Castilla dos solares de los cuatro que tenía la manzana.

Hay documentos sobre un pleito que Riquelme debió sostener después con el Cabildo, por haberse dado una disposición que prohibía poseer  más de un solar  en un lugar tan preferencial.

El inmueble, cuenta la tradición, funcionó como mesón por un tiempo, recibiendo el nombre de “Esquina de Mundo, Demonio y Carne” , por las cortesanas que en los días de corrida de toros solían espectarlas  gratuitamente desde ahí- El ruedo, era por supuesto la misma Plaza, cercada con barreras y asientos para el público.

El inmueble fue pasado después de mano en mano hasta nuestro siglo en que su actual dueño, Alfonso Pèrez  Bonany , ha decidido su restauración como uno de los atractivos turísticos de Lima que se rescata del olvido y deterioro.