martes, 11 de septiembre de 2012

DE PASEO A LA TABLADA DE LURÍN EN TREN


Es una mañana de domingo del año 1958 ó 1959 – no tengo tan buena memoria, yo nací en 1955 – mis hermanos mayores, de diez y doce año más o menos, están levantados desde las  seis de la mañana; “no caben en su pellejo” de entusiasmo y de alegría. La razón; no es para menos, nos vamos de paseo a la Tablada de Lurín en el tren de “Viterbo”.

 

El tren de “Viterbo”, como lo llamábamos, era el ferrocarril de Lima a Lurín que empezó a construirse allá por el año 1913 y entregado al tráfico en 1918; en realidad, era la primera etapa del que posteriormente llegaría a Chilca, Mala, Cañete y; finalmente, a Pisco. La finalidad de su construcción: Lima necesitaba de un medio de transporte de tropas que impidiese, o por lo menos estorbase, el desembarco de un ejército enemigo: esto por la nefasta experiencia de la guerra con Chile; pero, como dicho temor pasó, ya no se culminó la ruta planificada hasta Pisco.

 

Son las ocho de la mañana, estamos yendo con mis padres y mis hermanos rumbo a la estación de “Viterbo”, realmente será un hermoso día; iremos a visitar a una familia arequipeña que tiene una rústica casa pero grande, con huerta en la Tablada de Lurín y que siempre nos invitan a ir.

 

Lurín se hizo notar cuando, en 1921, se formó la primera “barriada” -  entiéndase que el término barriada no usado en forma despectiva sino como un pequeño barrio - de provincianos trabajadores y honestos. Hasta esa fecha, los provincianos que llegaban a la capital, en su mayoría pobres, ocupaban los callejones o las viejas casonas abandonadas, tanto en El Cercado como abajo el Puente (hoy el Rímac). Por ello, Tablada de Lurín fue la primera “barriada” que se formó en las afueras de Lima y sus pobladores podían acudir a laborar a la capital en el recientemente inaugurado ferrocarril.

 

Llegamos a la estación de Viterbo. Veo muchas personas que reflejan en su rostro alegría y entusiasmo. En el patio de la estación hay  unas bancas con listones de madera en donde mis padres esperan sentados. Mis hermanos mayores, corretean por los pasadizos de la estación dando rienda suelta a su alegría que presagia un bonito día -¡ya chicos vengan!  - dice mi madre - El tren se acerca, veo a lo lejos humo y escucho un ruido cada vez más fuerte ¡chus, chus, chus,! y el potente silbato del tren ¡que impresionante! una locomotora a vapor de color negro se viene acercando.Se estaciona con sus imponentes vagones como en las películas del viejo Oeste. Subimos todos de prisa, corremos por el interior de los antiguos vagones a coger un buen sitio. El de la ventana es el más "buscadito".

 

La Estación de Viterbo, en el actual jirón Amazonas, se podía ver hasta principios de la década de 1980 cuando la Municipalidad de Lima decidió traerla abajo y usar el terreno como feria comercial. Las estaciones de Pachacamac y de Lurín todavía se pueden ver y sirven como viviendas.

 

El tren echa a andar lentamente, atrás va quedando la estación veo por la ventana unos cerros con algunas casas pobres sobre ellos. Va tomando velocidad al  tiempo que se zarandea. El sonido del pito se pierde en el aire. Dejamos la ciudad y ahora veo chacras, cruzamos un puente y seguimos el recorrido Después de casi dos horas, el tren hace una parada en la Tablada para luego continuar su ruta ¡al fin llegamos! Nos bajamos a la estación y de ahí divisamos, no tan lejos, el mar. La casa queda en lo alto de una especie de colina. Salen a recibirnos con mucho cariño y hospitalidad. ¡Vamos chicos! ¡A disfrutar el hermoso paseo!...............

 

El recorrido total de tren era de 48 kilómetros y pasaba junto al cerro El Agustino, cruzaba Nicolás Arriola sobre un puente y tomaba todo lo que hoy es la avenida Circunvalación hasta San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo, desde allí por la Tablada de Lurín hasta el campamento de Atocongo cerca de la fábrica de cemento, pasaba el río Lurín sobre un puente de 52 m y llegaba al pueblo de Pachacamac y desde ahí a Lurín.

 

Desde los inicios, el ferrocarril dependía económicamente de los servicios que le prestaba a la Compañía Peruana de Cementos Pórtland, para el transporte de la materia prima en la producción del cemento. Pero, en el año de 1952, dicha compañía inicia una etapa de modernización, y construye un camino propio para el transporte del cemento, dejando de esa manera de utilizar el ferrocarril.Desde mediados de la década del cincuenta, el ferrocarril atravesaba una crisis económica. Los ingresos propios del transporte se habían reducido hasta en un 90%. Esto hace que el estado decida clausurar ésta vía férrea el año de 1964.

Estación de Viterbo
 
 

Planta de Tratamiento de las Conchitas en donde existe un vagón

viernes, 7 de septiembre de 2012

GRAFFITI COLONIAL


 
 
 Es muy probable, que en el Perú se siga escribiendo en las paredes, los baños, los paraderos de omnibuses, etc., como se hacía desde antaño, allá por la época colonial; algo que según rumores transmitidos generación a generación desde aquel entonces, fue naciendo  en la medida que la población se sentía menos a gusto con sus autoridades y encontró en este tipo de mensaje, la forma de criticar sus atropellos e injusticias. Otros, son mensajes sobre la rutina diaria a la que la gente se ve expuesta, sus problemas, sus temores, deseos reprimidos, etc.
 
Desgraciadamente, este tipo de comunicación masiva, creció de tal modo que ya no simplemente sirvió como acción crítica sino, que se convirtió en vehículo de morbo, murmuración, chisme y también para denigrar alguna persona a la que no se veía con buenos ojos, con razón o sin ella.

Es probable que aquel comportamiento tuviera alguna excusa, por la época en que se vivía. Exclavitud, racismo, abuso de poder, eran actos que encontraban respuesta en aquellos anónimos que aparecían en las paredes y puertas de las ciudades. Era una especie de diario vecinal, que de alguna forma parecían deleitar al vecindario, pues las comidillas sobre lo que se leía eran vox populi; sin importar si lo escrito, era una real crítica a un noble, un burgués, un virrey, una dama o una autoridad, o acaso una denigrante ofensa hacia cualquiera de ellos.

Posiblemente, mediante ese sistema, se descubría muchas veces un secreto político u otro personal; tan igual como lamentablemente se creaba uno nuevo; muchas veces basado en una infamia cobarde.

Antíguamente, los comerciantes usaban las paredes para anunciar sus productos y cada quien de alguna forma iba revolucionando las artes y el diseño gráfico, cuando utilizaba un dibujo como distintivo para su promoción. Podía ser la figura de un animal; un felino o una tierna avecilla; la figura de un Santo o de una persona en forma caricaturezca. En fin, toda una gama de creatividad iba naciendo de todo ello.

En algunas casonas, en los llamados “traspatios”, sus dueños hacían pintar una especie de murales con escenas algunas veces históricas, otras religiosas, tal vez como un rezago del arte rupestre, a través del cual el hombre, desde tiempo inmemorial, ha querido graficar lo que veía y admiraba. En su tiempo, era el único medio de hacerlo.

Como texto, como mensaje, este sistema de "comunicación", no aprobado; aun se desarrolla en muchas partes del mundo y tal vez no acabe nunca, mientras haya alguien dispuesto a criticar, exponer una idea, mofarse de algo y en el peor de los casos a denigrar.
Hoy en día, el sistema de gobierno democrático que rige en la mayoría de los países del orbe, permite hacer una crítica sin que ello demuestre una violación de la Ley. Sin embargo también prolifera lo que se ha dado en llamar “amarillismo”, cuando la crítica es denigrante, ofensiva y sin base de veracidad; o sea simplemente una burda calumnia y de aquel graffiti colonial en paredes y puertas, esto ha ido “avanzando” también con la tecnología y hoy la encontramos indistintamente, en algunas revistas, diarios y hasta en el internet.

En la actualidad, algunos lo consideran un medio de expresión urbana, de la cual existen muchas vertientes.

 

domingo, 2 de septiembre de 2012

LA CASA O POSADA DEL OIDOR


LA CASA DEL OIDOR

¿Se han preguntado alguna vez cuál es el edificio más antiguo en la Plaza de Armas?

En primer lugar está la Catedral. En segundo parece la Posada del Oidor.

En la plaza majestuosa, de edificios relativamente modernos -  teniendo en cuenta la antiguedad del palacio del Kuraka Tauri Chusko, el cual quedaba donde ahora está el Palacio de Gobierno; esto es, entre la calle de Pescaría, Polvos Azules y Camanà – que tratan de mantener un mismo estilo, la casa verde situada en la esquina de las calles Del Arzobispo y de Pescaderìa, hoy Junìn y Carabaya, evoca una época muy pasada.

¿Quièn fue su primer dueño, el que puso los cimientos, el que trazó las  habitaciones?

Su contigüidad con la tesorería de don Alonso Riquelme ducho en este oficio, hace suponer que fue él quien recibió del gobernador de La Nueva Castilla dos solares de los cuatro que tenía la manzana.

Hay documentos sobre un pleito que Riquelme debió sostener después con el Cabildo, por haberse dado una disposición que prohibía poseer  más de un solar  en un lugar tan preferencial.

El inmueble, cuenta la tradición, funcionó como mesón por un tiempo, recibiendo el nombre de “Esquina de Mundo, Demonio y Carne” , por las cortesanas que en los días de corrida de toros solían espectarlas  gratuitamente desde ahí- El ruedo, era por supuesto la misma Plaza, cercada con barreras y asientos para el público.

El inmueble fue pasado después de mano en mano hasta nuestro siglo en que su actual dueño, Alfonso Pèrez  Bonany , ha decidido su restauración como uno de los atractivos turísticos de Lima que se rescata del olvido y deterioro.

 

sábado, 1 de septiembre de 2012

Recuerdo del barrio de Chacra Colorada


Como extraño aquellos personajes que existían en el barrio cuando era niño; personajes que con el tiempo se han ido extinguiendo y que eran el alma del mismo y; que sin ellos, el barrio no hubiera tenido alma, no hubiera sido.
Mi casa quedaba frente a un parque, el pobre parque tenía una docena de árboles y la misma cantidad de bancas de cemento. En la tierra en la que estaban plantados, no existía ni una sola hoja de pasto y mucho menos flores, porque cada vez que les ponían, los “palomillas”lo destrozaban para poder jugar a las bolas,  al trompo, etc. – dependiendo la época del año.
Volviendo a los personaje, pasaré a describir solamente a los más notables porque si no sería muy extenso.
En la esquina de mi casa quedaba en bar de la señora Dora. Ella había nacido para aquel negocio y punto. Tenía una cantina con aserrín en el suelo y una rockola en donde los borrachos ponían a todo volumen los discos de ese entonces; tales como, la Sonora Matancera, Nat King Cole, Paul Anka, etc. Dicho bar, atendía hasta altas horas de la madrugada, era punto de reunión de todos los “bravos” de esa época y, de vez en cuando, se armaban unas “mechaderas” terribles. Ahora me pregunto, ¿cómo los vecinos de las casa colindantes podían soportar ese escándalo hasta esas horas y todos los días? ¿Cómo podían dormir tranquilos y no se quejaban?
Todas las tardes, la señora Dora, sacaba a la puerta una carretilla con “pancitas”, “anticuchos”, “choncholíes”  y todas esas cosas, preparadas muy ricas, mejor que en el  Long Horn. Aquel negocio era conocido como “La Fonda de la Dora”….y punto.
Al extremo sur del parque estaba la “pulpería del chino”, una tienda antigua que, en la noche era iluminada por un mortecino foco, pero tenía de todo, helados, chocolates, peines, agujas para primus, repuestos para lapiceros, chancaquitas de a real y los infaltables chancaies, los vendía enteros y también salía la mitad y; por supuesto, no faltaba un gato en el mostrador. En año nuevo, el chino no escatimaba en reventar cajas de cohetones en el parque con un ruido ensordecedor, tanto que los borrachines que estaban durmiendo la “mona” en las bancas de cemento, los hacía saltar hasta el suelo
A la tienda simplemente se le llamaba “El Chino de la Esquina”. …..Ahora hay E. Wong
En la acera del frente, la cuadra empezaba con el Cafetín del japonés Tanaka, típico cafetín japonés, vendía pan con chicharrón bien rico, entre otras cosas. Una noche,  empezó a incendiarse el cafetín y comenzaron los gritos de los japoneses, parecía que les había caído otra bomba atómica. La causa del siniestro, se le volteó el primus y empezó un incendio de los “mil diablos”; al dueño del negocio colindante –una imprenta –, le dio un ataque de nervios al ver que su negocio podría ser consumido por el fuego; entonces, se le abalanzó encima al japonés y se armó una “broncaza” a punta de patadas y puñetes. Ambos se revolcaban en la pista en medio del incendio, los palomillas “metían más candela” que la del incendio para que siga la bronca, pero la misma se detuvo cuando llegaron las cinco compañías de bomberos a apagar el fuego y un “tombo metiche” los separó.
Hoy en día, ya no se ven fácilmente esos personajes, los personajes son los “marcas” los “raqueteros”. Cualquiera, empujado por la necesidad,  pone un pequeño negocio que ni lo sabe llevar, una bodega en la ventana, un restaurante sin saber cocinar etc, etc. Los personajes han desaparecido, la sociedad está desordenada…hay que poner orden por favor.!!!!

El Autor


Alfonso Moreno Alva  naciò en lima en 1955. Publica en este blog,  artìculos, cuentos, relatos; tanto propios, como de otros autores, sobre la ciudad de Lima de ayer  y de hoy.  Lima de ayer,  por la cual suspiran con noltalgias los viejos limeños y; està Lima del siglo XXI, que cada dìa se parece menos a la otra; con distinto rostro, moderna, emprendedora,pero siempre Lima.