viernes, 7 de septiembre de 2012

GRAFFITI COLONIAL


 
 
 Es muy probable, que en el Perú se siga escribiendo en las paredes, los baños, los paraderos de omnibuses, etc., como se hacía desde antaño, allá por la época colonial; algo que según rumores transmitidos generación a generación desde aquel entonces, fue naciendo  en la medida que la población se sentía menos a gusto con sus autoridades y encontró en este tipo de mensaje, la forma de criticar sus atropellos e injusticias. Otros, son mensajes sobre la rutina diaria a la que la gente se ve expuesta, sus problemas, sus temores, deseos reprimidos, etc.
 
Desgraciadamente, este tipo de comunicación masiva, creció de tal modo que ya no simplemente sirvió como acción crítica sino, que se convirtió en vehículo de morbo, murmuración, chisme y también para denigrar alguna persona a la que no se veía con buenos ojos, con razón o sin ella.

Es probable que aquel comportamiento tuviera alguna excusa, por la época en que se vivía. Exclavitud, racismo, abuso de poder, eran actos que encontraban respuesta en aquellos anónimos que aparecían en las paredes y puertas de las ciudades. Era una especie de diario vecinal, que de alguna forma parecían deleitar al vecindario, pues las comidillas sobre lo que se leía eran vox populi; sin importar si lo escrito, era una real crítica a un noble, un burgués, un virrey, una dama o una autoridad, o acaso una denigrante ofensa hacia cualquiera de ellos.

Posiblemente, mediante ese sistema, se descubría muchas veces un secreto político u otro personal; tan igual como lamentablemente se creaba uno nuevo; muchas veces basado en una infamia cobarde.

Antíguamente, los comerciantes usaban las paredes para anunciar sus productos y cada quien de alguna forma iba revolucionando las artes y el diseño gráfico, cuando utilizaba un dibujo como distintivo para su promoción. Podía ser la figura de un animal; un felino o una tierna avecilla; la figura de un Santo o de una persona en forma caricaturezca. En fin, toda una gama de creatividad iba naciendo de todo ello.

En algunas casonas, en los llamados “traspatios”, sus dueños hacían pintar una especie de murales con escenas algunas veces históricas, otras religiosas, tal vez como un rezago del arte rupestre, a través del cual el hombre, desde tiempo inmemorial, ha querido graficar lo que veía y admiraba. En su tiempo, era el único medio de hacerlo.

Como texto, como mensaje, este sistema de "comunicación", no aprobado; aun se desarrolla en muchas partes del mundo y tal vez no acabe nunca, mientras haya alguien dispuesto a criticar, exponer una idea, mofarse de algo y en el peor de los casos a denigrar.
Hoy en día, el sistema de gobierno democrático que rige en la mayoría de los países del orbe, permite hacer una crítica sin que ello demuestre una violación de la Ley. Sin embargo también prolifera lo que se ha dado en llamar “amarillismo”, cuando la crítica es denigrante, ofensiva y sin base de veracidad; o sea simplemente una burda calumnia y de aquel graffiti colonial en paredes y puertas, esto ha ido “avanzando” también con la tecnología y hoy la encontramos indistintamente, en algunas revistas, diarios y hasta en el internet.

En la actualidad, algunos lo consideran un medio de expresión urbana, de la cual existen muchas vertientes.

 

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